Crecimiento, el vaso medio lleno
Rodrigo Aravena González Economista Jefe – Banco de Chile
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Rodrigo Aravena
Luego de la publicación del IPoM quedó una sensación algo negativa. Y no precisamente porque el informe nos haya sorprendido con el recorte en la estimación de crecimiento, sino más bien porque vino a confirmar que la economía está algo menos dinámica de lo que pensábamos.
¿Debiésemos quedarnos sólo con esa idea? Creo que no. Es más, creo que hay razones para seguir viendo el vaso medio lleno y no medio vacío.
Es importante recalcar que el IPoM plantea un timing distinto en la recuperación, más que un deterioro material en el crecimiento. Porque si bien redujo en 0,25 puntos la estimación media de crecimiento para 2019, la proyección media para el próximo año aumentó exactamente en la misma magnitud. Es decir, el menor dinamismo que se espera para este año sería compensado con mejores perspectivas para el próximo, sugiriendo una postergación en el ciclo de recuperación.
Junto con lo anterior, este leve ajuste no cambia en lo absoluto el diagnóstico tanto del ciclo interno como de nuestra posición relativa frente al resto del mundo. Ello, ya que si Chile crece un 3,5% tanto este año como el próximo (el punto medio del rango presentado por el Central), el país seguiría creciendo levemente por sobre el resto mundo (muy distinto a lo que vimos entre 2014 y 2017) y más del doble del resto de la región, lo que es valorable, dada la apertura que posee la economía chilena. Además, esta cifra seguiría siendo superior al potencial de nuestra economía, por lo que habría espacio para mejoras adicionales en el mercado laboral, principalmente en relación a las perspectivas de creación de empleo.
Un elemento adicional es el cambio en la composición del PIB, que deja entrever una mejora en la calidad del crecimiento. Específicamente, es destacable la mejora en las perspectivas de inversión tanto para este como el próximo año, transformándose en el principal soporte de la mejora cíclica. Es importante destacar que el dinamismo en la inversión no sólo es un tema de perspectivas; se trata de que una serie de datos actuales, entre ellos las importaciones de bienes de capital, reflejan que ya está jugando un rol protagónico en el crecimiento del país.
Un factor que quizás no ha sido lo suficientemente destacado es la posibilidad real de que la capacidad de crecimiento pueda estar aumentando. Si la inversión logra crecer a tasas de al menos 5% por algún tiempo más, podríamos tener un aumento en el stock de capital que contribuya aún más al PIB tendencial de país. Sumado a lo anterior, y como ha sido muy bien destacado y explicado tanto en el IPoM como en las presentaciones de los consejeros, la inmigración podría estar generando cambios positivos a nivel de oferta y, por ende, también en la capacidad de crecimiento. De hecho, la visión de holguras más amplias que presentó el IPoM en parte obedece a este último factor.
Todos estos elementos dejan entrever que la economía sigue en buen pie. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que el desafío en el frente de políticas públicas, tanto a nivel macro como micro, no es menor. Junto con la necesidad de realizar mejoras en algunos temas que se han estado discutiendo por algún tiempo, entre ellos el tributario, estamos en un escenario de crecientes riesgos globales y un estímulo fiscal que se requiere seguir retirando gradualmente. De esta manera, un fortalecimiento de los reales fundamentos de crecimiento local es lo único que nos puede dar sostenibilidad.